Nos separamos pero… y los niños?

La mayoría de seres humanos estamos buscando construir una relación de pareja, esperamos que otro nos ame, nos acepte y nos acoja, nos apoye y sea nuestra compañía, sin embargo, si no tenemos una buena relación con nosotros mismos, si dentro de nuestro hogar de origen hemos crecido dentro del desorden y de la disfuncionalidad, es posible que no tengamos herramientas adecuadas para hacer una buena elección de pareja o que no podamos mantener una relación ecuánime y armoniosa con nuestr@ compañero.
Al inicio de toda relación, todos mostramos nuestra mejor cara y damos a conocer una versión «ideal» de nosotros mismos, al parecer somos perfectos, pero una vez que la convivencia y la cotidianidad se interponen, nuestros defectos aparecen, a veces nos damos cuenta que esa persona que pensamos era nuestra salvación, es en realidad una pesadilla, el maltrato empieza casi siempre con excesivo control, pérdida de libertades e individualidades, faltas de respeto como insultos, uso de malas palabras en lo cotidiano, gritos, celos excesivos, críticas constantes y malintencionadas, etc, a veces si dejamos que la violencia escale, se vuelve sexual e incluso llegamos a la tolerancia de agresión física.
Culturalmente pensamos que una mujer siempre es víctima, pero la realidad nos muestra lo contrario en algunos casos, el maltrato también lo vivencian los hombres.
El peor error es pensar que estas agresiones van a parar por obra de nuestra comprensión, permisividad y amor, las relaciones agresivas se vuelven un círculo vicioso de «lunas de miel» luego de la violencia, que generalmente hace que el otro miembro de la pareja piense en la posibilidad de cambio, para luego volver a vivir otro ataque psicológico o físico.
Pensar en el fin de una relación es difícil, pero si estamos viviendo una situación similar a la descrita es mejor buscar ayuda, para poder ver nuestra realidad desde una óptica distinta y optar por cambiar profundamente nuestros malos hábitos de vida!!
Que vivimos en una cultura de doble moral no es novedad, lastimosamente asumimos que educar a nuestros hijos con valores distintos de acuerdo al género, será una buena estrategia para garantizar la salud mental de los chicos, tristemente lo que es permitido para los niños, una supuesta mal entendida «libertad», los vuelve más vulnerables a caer fácilmente en promiscuidad sexual cuando llegan a la adolescencia, así como también a problemas como la ansiedad de desempeño, problemas de eyaculación precoz, o disfunción eréctil, la supuesta «masculinidad» hace que los hombres tiendan a equiparar su valía a la cantidad de conquistas sexuales, o a su capacidad de ser «buenos amantes», nada más alejado de la verdad.
Por otro lado el excesivo control y limitación con respecto a la crianza de las niñas, buscando detrás de ello, el proteger su «reputación», hace que casi dentro de casa no se hable de sexo abierta y frontalmente. La mayoría de pacientes atendidos dicen no haber recibido nunca orientación sexual más de la clásica frase : «cuidaraste»…. la pregunta es de que?? o de quien??, cómo??
Lo cierto es que nuestra sexualidad sigue siendo un tema tabú, por lo tanto hablar de ella no es bien visto dentro del ambiente familiar. La idea de que las «mujercitas decentes» no hacen tal o cual cosa, es igualmente agresiva y daniña.
Las estadísticas dicen que de un 100% de mujeres un 33% nunca han tenido un orgasmo, porcentaje muy elevado y real, pues además muy pocas se atreven a buscar ayuda o tratar de resolver el problema con su pareja. La crianza rígida hace que las mujeres sientan culpabilidad en el momento de tener intimidad, problemas como la disfunción de excitación, o la anorgasmia primaria o secundaria son frecuentes en la población femenina.
Lo que debemos entender es que un problema sexual le concierte a dos, es la pareja la que debe buscar ayuda para poder encontrar el origen casi siempre psicológico de este tipo de disfunciones, debemos entender que somos seres sexuados desde el nacimiento, el sexo es natural, es saludable y nos ayuda a reforzar nuestros lazos afectivos dentro de nuestra relación de pareja. El sexo es un lenguaje que cada uno habla de diferente forma, en él están involucrados nuestro placer, nuestro estado de ánimo, nuestra relación con nuestro propio cuerpo, nuestra autoestima, nuestra capacidad de expresión y por que no decirlo nuestra identidad.
Así que si crees tener problemas de pareja, deja de lado la vergüenza y anímate a buscar una solución!!